La guerra entre Israel |
y el racismo de Hamás |
tiene un final… |
Por ©ClaudioSerraBrun,Valencia,España,26Enero2009. |
El mundo no empezó con nosotros… como piensan algunos jóvenes periodistas de la tele, formados con fotocopias y el copy & paste de Internet, y pagados con dinero socialista. Pasmados, difunden continuamente las imágenes de los heridos de la guerra, los civiles muertos. Toda guerra inunda de dolor a los pueblos que la sufren, en ambos bandos, y toda persona de bien lamenta la muerte de civiles inocentes. Ante el sinsentido de la muerte por la guerra, se busca siempre la causa, y algún culpable, para tener humanamente el consuelo de descargar en otro tanto dolor. Tampoco la televisión explora las causas, y al mostrar a los civiles muertos, el sensacionalismo televisivo no hace más que ahondar el sufrimiento: Sin compasión ni pudor, sin el consuelo de un porqué, que levante la voz y convoque a parar la guerra. La historia de la guerra entre árabes e israelíes se alza cíclicamente y se desploma por los medios como oleadas sin principio, razón ni final. La historia de los feroces atentados de jóvenes y mujeres cargados de explosivos, mandados por los cerebros del terrorismo islamista a los mercados y autobuses israelíes a hacerse explotar, también quedó sumergida en el olvido cómplice, temeroso, de los gobiernos europeos. Los atentados islamistas de Londres y Madrid, paralizaron a la consciencia de Europa. De aquéllos muertos no hay casi imágenes: ¿Porqué? ¿Porqué se tiene miedo de denunciar las atrocidades de los terroristas árabes? ¿Es porque temen otro atentado como el de Madrid, el 11Marzo2004, con 200 muertos y miles de heridos? ¿Dónde están las imágenes de los muertos en Atocha-Madrid? ¿Dónde está el porqué de esos atentados?. La tabla ideológica socialista que coarta el pensamiento en España, fomenta desde el gobierno que se tache a este conflicto entre Palestina e Israel, con el epíteto de genocidio, mientras se oculta a la opinión pública a los verdaderos genocidios recientes, como el exterminio por las milicias islamistas de las tribus africanas de la región de Darfur, en Sudán, que suma más de 400.000 muertos y dos millones de exiliados desde 2003. Parece que valen menos los muertos de Darfur que los de Gaza. Y los muertos del 11 de Marzo del 2004 en Madrid, se los oculta a la memoria, no se habla más de ellos, ni de los muertos del terrorismo vasco racista, que ya suman más de mil, ni los muertos en Israel por los ataques suicidas de los terroristas de Hamás, ni los del 11 de Septiembre del 2001 en New York. Nadie se atreve a decir el porqué de toda esta violencia que asola al mundo, y que siempre viene del fundamentalismo islamista, que intenta expandirse como una mafia internacional del terror. El problema de la información en España es que todos los grandes medios formadores de opinión están dominados, a través de sus peones gestores, por la izquierda socialista, que es la propietaria de los principales canales de televisión, diarios y revistas en España y muchos de Latinoamérica: Esto último constituye un medio de manipulación ideológico – cultural de un mercado cautivo, y tal es la potencia de estos medios, que llegan a manipular hasta a los gobiernos y a los planes de educación de nuestros países hermanos de América. En esos poderosos medios no se permite la libre opinión, es común la censura previa y la manipulación informativa, se premia la docilidad de sus plumíferos y se expulsa o persigue a los independientes o críticos del gobierno. Pero hagamos un parangón. Las comparaciones iluminan a veces los aspectos ocultos de los hechos: Si por un momento pudiéramos hacer la ficción de la historia, o «Historia Ficción», si pudiéramos pensar en una hipotética supervivencia del régimen nazi en Alemania, sin haber sido vencido por los Aliados, o a lo sumo, habiendo llegado a un armisticio que les hubiese permitido a los nazis perpetuarse en el poder, gracias a la propaganda demagógica de Goebbels y a los alaridos fanáticos de Hitler, que enardecían de odio antisemita a las masas: ¿Cómo sería la situación de los judíos de Alemania, y de los países limítrofes de Alemania, y de toda Europa, y acaso del mundo entero? Y la juventud alemana, ¿cómo sería hoy, de haberse extendido en el tiempo el gobierno nacionalsocialista? La educación nazi, ¿No habría formado generaciones de antisemitas ideologizados con el Mein Kampf de Hitler, como libro de cabecera? Y éstos, diseminados por el mundo, ¿ No habrían transmitido su visión racista y antisemita a todos los órdenes de la vida y la cultura en donde hubiesen intervenido..? La cultura del odio que se inculca a los niños árabes por las generaciones de islamistas partidarios de la violencia, persiste en el pueblo árabe porque los fanáticos de Hamás están infiltrados en la educación, en las escuelas, en las mezquitas, en la prensa y los medios, en los círculos de ayuda en los barrios, donde se beneficia a los que adhieren a sus principios racistas. Volvamos a Occidente y comparemos otros casos: La cultura antinorteamericana que expresan ingenuamente los niños cubanos hoy día, es la que reciben en el colegio, los viejos colegios cubanos donde se imparte la «ciencia socialista» en estos 50 años de triste dictadura y aparato de poder. Porque Castro no está solo: Sus niños de antaño hoy envejecen con él, aferrados a sus consignas demagógicas, sujetando el aparato corrupto del Estado cubano, que se cae, y que se caerá como se cayó el comunismo en la Unión Soviética. Otro ejemplo de la ‘cultura del odio’: La gritería antinorteamericana y antijudía de los periodistas de España y otros medios europeos frente a esta represalia de Israel a los ataques suicidas y a los morteros de Hamás, tiene, además del apoyo del gobierno demagógico de Zapatero, en el fondo de su origen, a la propaganda comunista y antinorteamericana, que minó la enseñanza en las décadas del ’60 en Francia, y del ’70 y ’80 en España, gracias a los obsecuentes profesores formados en la funesta «ciencia socialista», Mayo Francés y guerrilla latinoamericana incluídas, con el Che como banderín de enganche. La educación en los países árabes debe liberarse del carril ideológico al que está sometida, debe ser la herramienta de futuro del progreso de sus sociedades, en paz y comprensión de los verdaderos problemas de desarrollo de sus pueblos, y así se verán paulatinamente liberados del cristal racista que vela sus ojos, la vieja cultura del odio, en este caso, antisemita, que a nosotros nos costó indecibles sufrimientos y guerras extirpar de nuestras generaciones jóvenes en Europa. La guerra tiene un final, y es la educación. El gran músico argentino – israelí Daniel Barenboim y el intelectual palestino Edward Said crearon en 1999 (¡hace 10 años ya!) el primer ejemplo de lo que debe hacerse: La Orquesta West-Eastern Divan (con sede en Sevilla, España), el taller para jóvenes músicos de Israel, Palestina, Líbano, Siria, Jordania, Egipto y España. Allí se combina el estudio de la música con el conocimiento de los pueblos de sus integrantes, creando de esta manera un foro de diálogo y comprensión de las realidades y problemas de los países del oriente Medio y Europa, a través del desarrollo común del arte y la convivencia de jóvenes músicos, experiencia que trasciende lo estrictamente musical para convertirse en un ejemplo de convivencia para los pueblos hostigados por la violencia y la cultura ideologizada. He aquí el futuro de este conflicto, y el verdadero desafío para los políticos: Vencer a la Cultura del Odio, erradicarla de los centros de enseñanza, para llegar a la Coexistencia Pacífica, y por medio de ella, a la futura Cooperación entre Israel y los Pueblos Libres y Democráticos que integren el Medio Oriente. Ése será el fin de la guerra. ©ClaudioSerraBrun,Valencia,España,26Enero2009.
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